Por: Vanessa Barbery
Hace poco tuve una reunión con alguien muy inteligente e interesante. Tanto así, que mientras hablaba, me comencé a preguntar: Esta persona debería ser muy exitosa. Por qué no lo es? Qué está haciendo mal?
Pasaron los minutos, mientras seguía hablando, poco a poco el misterio empezó a esclarecer. Les comparto algunas frases que lo escuché decir y que me ayudaron a ver cuál es el problema.
En conclusión: Un hombre brillante, que vive pensando que las cosas que no suceden en su vida son por culpa de otros y que prefiere no hacer nada, antes que hacer algo en equipo y tener que compartir el éxito.
Ay el ego… bendito ego.
He visto a gente brillante, empresas maravillosas, grupos con potencial, cavar su propia tumba gracias al ego. Creer que las cosas no funcionan por culpa de otros, es no tener la valentía de poder mirar hacia adentro y ver qué podemos estar haciendo mejor. El mundo siempre va a estar lleno de problemas: jefes o clientes complicados, crisis, malos presidentes, gobiernos corruptos. Y si dedicamos nuestras vidas a andar señalando culpables, en vez de hacer que las cosas pasen, pues nos daremos cuenta a los 90 años en una mecedora, que probablemente no hicimos todo lo que pudimos haber hecho.
El ego también bloquea nuestra oportunidad de aprendizaje. Creernos mejor que el resto, no es mas que un mecanismo de autodefensa que nuestro cerebro utiliza, para no exponer nuestras inseguridades. “Yo no hago eso porque soy gerente” “Yo no voy a estudiar de nuevo porque ya sé del tema” “Qué me puede enseñar a mi este jovencito” entre otras frases, ponen en amenaza nuestras posibilidades de cambio y transformación.
La gente más genial que he conocido en mi vida, tienen algo en común: esa sed de aprendizaje y humildad maravillosa para aprender de quien sea.
Hace 5 años le pedí a un empresario increíble que sea mi mentor. Y él un día me dijo: “Me causa gracia cómo eres tú la que me pediste el mentoring, pero tú no sabes cómo yo aprendo de ti”. Me sorprendió el comentario. Yo pensaba “Yo con 22 años y recién haciendo la tesis, qué le puedo estar enseñando a este genio?”. Hoy no tengo aún la edad que él tenía en ese momento, de hecho me falta mucho, pero ahora entiendo. Todo el mundo tiene algo que enseñarnos. De todo y de todos podemos aprender.
Es por eso que hoy vivo en modo esponja. Quiero absorber lo que más pueda de cada experiencia y cada persona que pasa por mi vida.
Y siempre tener el corazón lo suficientemente humilde y abierto para aprender, para reconocer cuando no soy la mejor en algo y para apoyarme en mi ecosistema y crear cosas en conjunto, porque ahí es cuando nacen proyectos increíbles. Tener la humildad de decir “No puedo hacer esto sola” y la valentía de decirle a otros: “Te necesito para poder hacer esto”.
A mi de vez en cuando el ego me hace una mala jugada y es algo que estoy tratando de corregir. Y está bien, somos humanos, es normal tener deslices de vez en cuando. Igual les doy un par de tips de acciones que estoy tomando para ir puliendo el tema:
"De todo lo q me da Dios pan de cada día, trabajo a mi mamá trabajo a mi papá"
Anahi Maciel, Bolivia